Claro, ya me voy y me agarran todos los sintomas de panico. Me duele el costado, no el operado, el otro. Me dan puntadas. Me dan ganas de llamar y llamar para escuchar todas las palidas de siempre, para seguir sabiendo que todo esta muy mal, tan mal que me chupa un huevo. Por otro lado, me pongo paranoica por el vecino que apenas conozco. Yo debo tener una falla importantisima en el autoestima, si es obvio, pero tengo dias tan lucidos y geniales, como dias oscuros e inestables. Dicen que veinte años no es nada, quince menos entonces, cuando me hice a la idea, mas o menos, ya se perdió algo en el camino, no soy yo, no sos vos, es lo que es. Entonces sigo insistiendo, él también insiste, ya nos quedan pocos días, me despedí de antemano y ahora me cuesta todo el doble. No sé ni de lo que estoy hablando, pero sirve para acomodar este abanico de sensaciones, porque algo se sepultó en este tiempo, había cosas tan claras y de golpe no, de golpe fue todo lodo, feo, asqueroso. El miedo. Ahora no hay miedo, ahora hay una paranoia increible. Tengo esa sensacion de que todo va a salir mal todo el tiemnpo. No es ataque, es negatividad al mango. A veces estoy re positiva tambien.
Escribiendo asi parezco el twitter del Pity Alvarez, que escribe sobre su tortugo carlos y mal redactado.
En fin, tengo el quilombito en mi cabeza y como me voy otra vez, para no perder la costumbre, nada se va a acomodar, sino que se va a evadir. Todo tendra como resultado que en unos años cuando frene realmente, tenga la cabeza y el corazon absolutamente cargada de mierda sin procesar. O capaz demasiado hueco para llenar.
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