Resultó ser que la desilución fue esa,
saberme tan ciega y cómplice.
Sí, voy a hablar de mí.
La cieguita se cansó de chocarse las paredes,
y de pisar caca de perro en la calle.
Por eso me compré unos culo de botella enormes.
Y estoy estudiando bastante,
para sacarme cuanto antes de la cárcel.
No hay comentarios:
Publicar un comentario